En los pueblos, dónde el saber
popular aún gana a los desarrollos tecnológicos y nuevos sistemas de
climatización, la gente se desplaza en busca de aire fresco en las cálidas
noches de verano, y sus muebles también.
Si el aire fresco no va a las
señoras, las señoras van al aire fresco.
O lo que es lo mismo, si no
podemos hacer que nuestro edificio se mueva con el cambio de las estaciones
para conseguir las mejores orientaciones según la estación, el interior del
edificio se debería redistribuir para mantener el grado de confort en cada época
del año.
Además hay que tener en cuenta
que no todos los espacios necesitan la misma climatización ya que la sensación
térmica varía en función del grado de actividad y vestimenta. Mientras que las
zonas de descanso como los dormitorios pueden mantener temperaturas más bajas
debido a que las camas disponen de mantas que aumentan la temperatura corporal,
los cuartos de baños deberían tener una temperatura mayor ya que el grado de
vestimenta es menor. Las zonas estanciales suelen ser los espacios de mayor
ocupación a lo largo del día y en base a los cuales debe diseñarse y
redistribuirse la vivienda.
A lo largo del año existen dos
variables principales que condicionan el clima interior de los espacios de la
vivienda.
La orientación
En el hemisferio norte la mayor
incidencia solar se recibe en la orientación sur, mientras que la menor en la
norte. Por este motivo es interesante, en los meses de invierno, localizar las
zonas estanciales de la vivienda en la cara sur y los dormitorios en la cara
norte, para climatizar los espacios más utilizados a lo largo del día de forma
natural y reducir el consumo energético. En verano sin embargo es más
interesante desplazar las zonas estanciales a la cara norte para beneficiarse
de la protección solar y solo utilizar la cara sur a las últimas horas del día.
El gradiente térmico vertical
El aire caliente tiende a
ascender mientras que el aire frío tiende a descender. En los espacios a doble
altura o a diferentes niveles es interesante tenerlo en cuenta y aplicarlo en
el diseño. En los meses de verano las zonas estanciales deberían localizarse en
las cotas más bajas de la vivienda mientras que en invierno deberían
desplazarse a las cotas más altas.
Las viviendas deben diseñarse con
un grado de libertad que permita el movimiento de los usuarios en su interior, generando
una migración térmica de los espacios para reducir el consumo energético.